jueves, 8 de agosto de 2019

Lampedusa


Cuando la década del ´50 moría, en la Italia de posguerra, se publicó la novela Il Gattopardo, que un año después recibiría el prestigioso Premio literario Strega, y cuatro años después, luego de convertirse en un éxito editorial, fue llevada al cine por Luchino Visconti.

Única novela de Giuseppe Tomasi di Lampedusa, se relata una parte de la vida del príncipe Fabrizio, que va de fines del siglo XIX a bien entrado el siglo XX, un noble que lleva una buena vida de ocio permanente. El relato describe como ese buen vivir va menguando, en una suave pendiente, por una época histórica en la que la misma Italia sufría enfrentamientos sangrientos que provocaron transformaciones internas o externas nada pacífica. Y así como esto ocurría, la burguesía y la nobleza, reflejada en dicha novela, se van hundiendo lenta, pero inexorablemente en un relato en el que Giuseppe Tomasi no ahorra detalles y sentimientos

Lampedusa es una isla italiana localizada muy cerca de la costa de Túnez, que se hizo famosa porque el autor del Gatopardo llevaba en su nombre el título nobiliario de ser el príncipe de esta isla. De algo más de 20 km2 de superficie y casi 7000 habitantes permanentes, tiene como principales actividades económicas el turismo y la pesca. Pero desde hace un tiempo Lampedusa es conocida como el punto de entrada de muchos inmigrantes ilegales que huyen del hambre y las guerras internas africanas, y se lanzan a la aventura de conseguir una vida digna en el continente europeo. Pero no sólo deberán cruzar, en precarias embarcaciones, el Mediterráneo, huyendo de una vida miserable. También deberán lidiar con piratas y mercenarios que los hacinarán en esas chalupas.  Ahí batallarán con el hambre y el sol abrasador. Una vez en el mar rezarán para no engrosar el número de casi mil personas que este año desaparecieron o murieron en el Mediterráneo. A su vez deberán rivalizar contra los miles de adherentes a las ideas de la Liga del Norte o de Vox, que acusan a los africanos de todos los males en los que está sumergido el viejo continente

Una crisis económica que no da tregua ni tiene intenciones de mermar. Una desocupación que trepa sin pausa. Cismas como el de Gran Bretaña o Cataluña, cierran y fagocitan a una Europa endogámica que no duda en acusar a los que están afuera de las fronteras Schengen de sus propias desgracias.
                              

En cumplimiento de la frase bíblica, Europa no duda en mirar la paja en el ojo ajeno sin recordar la cantidad de emigrantes que lanzó al mundo luego que se desangrara en guerras civiles y mundiales. Como en Il Gatopardo, y sin aprender de él, Europa se encierra en su historia sin percibir que se hunde lentamente, y que marcha, inexorablemente, a su propia destrucción

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