viernes, 30 de junio de 2023

Una semana en Jujuy

 

Tal como lo expresa la Ley Nacional de Educación n° 26206 “la obligatoriedad, en la educación, se extiende desde los 5 años hasta la finalización de la escuela secundaria” Sin embargo esta premisa básica no se está cumpliendo en el territorio jujeño. Como producto de la grave crisis que está atravesando la provincia, este último martes se sumaron a las protestas, contra la Nueva Constitución provincial, los alumnos de diversos centros educativos

En apoyo al reclamo docente, la lucha de los pueblos originarios y en contra de la Reforma, alumnos del Comercial Nº 2 de Palpalá organizaron la primera de las sentadas El profesorado de Educación Física de esa ciudad no tardó en imitarlos

La novedad circuló raudamente por todo el territorio en lucha. En Abra Pampa, a los alumnos de secundaria se le sumaron sus propios padres, al igual que en Cochinoca. En las tres principales escuelas secundarias de Humahuaca los estudiantes le hicieron saber a sus docentes que el apoyo a su reclamo es total. En Purmamarca se vivieron momentos de tensión cuando la policía local intentó disuadir la toma de una escuela Las tomas se propagaron, después, a muchas de las escuelas mencionadas, aunque también se sumaron las localidades de San Juan de Misa Rumi y Paicone

Los que vienen desde antes de las protestas estudiantiles y continúan son los cortes en diferentes rutas de la provincia. A los diversos piquetes a lo largo de la ruta nacional 9, se les agregó el corte del puente internacional que une La Quiaca con su vecina boliviana Villazón

A todo esto se le suman las crucifixiones simbólicas y simultáneas que se están produciendo en las inmediaciones de dicha ruta nacional. Cabe aclarar que las crucifixiones son rotativas y que los cortes de ruta se levantan cada 6 horas. Por otro lado, el miércoles 34 comunidades originarias comenzaron una huelga de hambre, que como las crucifixiones, se oponen a la reforma constitucional del gobierno provincial que encabeza el radical Gerardo Morales

El gobernador, y ahora candidato a vicepresidente de la nación en las próximas elecciones nacionales, parece no dar cuenta de estos reclamos. Sólo otorgó magros aumentos para los docentes que, todavía, no llegan a empardar la canasta básica.

Para terminar la semana, hoy viernes hay un nuevo paro provincial de docentes. 

Mientras tanto, cientos de alumnos siguen sin tener clases en una provincia desmadrada a la que nadie parece querer encauzar, ni intentar hacer cumplir una ley nacional que, expresa obligaciones para garantizar derechos 

jueves, 4 de noviembre de 2021

190 días de clases

 


Del 25 al 28 de octubre últimos se llevó a cabo el Encuentro Nacional de Familias por la Educación[1] organizado por la iniciativa plural (sic) “Argentinos por la Educación” En el documento elaborado durante todo el encuentro[2] y que lleva la firma de las familias participantes puede leerse: Solicitamos el cumplimiento efectivo de los 190 días de clase en cada escuela argentina tal como lo ha señalado recientemente el Ministro de Educación de la Nación Jaime Perczyk[3]. Si bien el ministro indicó en dicha entrevista que La posibilidad de enseñar y de aprender tiene que ver con muchas variables. Una de ellas es el tiempo. Entonces cambia tener más tiempo, tener más días, más horas es una de las variables para poder enseñar y aprender más y mejor"

El ministro y su iniciativa enunciada dejan en manos de la mayor cantidad de días de cursada como el problema a solucionar y el inconveniente mayor que atraviesa la educación en nuestro país. A esta misma propuesta se suman los padres organizados que deciden proponerlo como tema en un período de elecciones persuadiendo falazmente, al menos avispado, que les cree, y que piensa que con ello la transformación será profunda y genuina. Como si una expresión de deseo pueda solucionar un tema tan complejo Como si los padres no fueran protagonistas principales en la educación de sus propios hijos. Como si derivar culpas no fuera sólo una actitud adolescente e irresponsable

         Se acaban de cumplir diez días del reportaje en donde Perczyk anunció, como propuesta superadora a la crisis educativa que arrastra décadas, llegar a los 190 días de clase en 2022. En esos mismos diez días se destacaron, entre otros, los siguientes hechos:

·                        La comunidad educativa y vecinos de El Portezuelo, provincia de Catamarca, realizaron cortes en la ruta 38, reclamando clases presenciales en la escuela anexo 70, que tiene problemas graves de infraestructura y de transporte

·                       Debido a los fuertes vientos registrados y el pronóstico de continuidad de esas condiciones climáticas para este lunes, el Ministerio de Educación y Derechos Humanos de Río Negro decidió suspender las clases del turno mañana en las escuelas de San Carlos de Bariloche

·                Los siguientes colegios neuquinos: el 83 Chacayco Sud, el 216 de Quintuco, 79 Cajón del Curi Leuvu, 310 Cochico y 210 Coyuco, nunca tuvieron clases presenciales hasta ahora debido a graves problemas de infraestructura. El problema se agrava porque son escuelas albergue, donde los chicos no sólo estudian, también comen y viven, porque son escuelas rurales donde los alumnos viven muy lejos de las mismas

·                    El colegio, de gestión privada, Umbrales de Cipolletti, provincia de Río Negro, cerró sus puertas durante una semana por casos de covid entre docentes que fueron rotando en varios de sus cursos

·                     El colegio católico Don Bosco de Paraná, provincia de Entre Ríos, cerró sus puertas durante 24 hs por duelo por el fallecimiento de uno de sus alumnos

·                     La Escuela 30, «Conquista del Desierto», de Embajador Martini, provincia de La Pampa tuvo que suspender sus clases porque una fuerte tormenta de lluvia y viento desprendió gran parte de su techo y provocó el corte del servicio de agua y de las calles adyacentes por las caídas de árboles

      Las noticias anteriores son reales y son sólo algunas de las que han ocurrido en los diez días subsiguientes al anuncio del ministro Como puede observarse, dichas noticias se seleccionaron en base a abarcar una amplia diversidad de distritos educativos provinciales, de gestión estatal y de gestión privada. En ninguna de las noticias se cerraron escuelas por problemas de medidas de fuerza de los sindicatos docentes, sino que fue por los imponderables que ocurren durante un ciclo lectivo escolar, y que provocan que los anhelados 190 días de clase no se hagan realidad

       Plantear la extensión del ciclo lectivo es un buen comienzo para comenzar a discutir la educación en nuestro país. Es un buen gesto para poder instalar el tema en los medios y comenzar a interpelarla, pero en un país en donde el 40.6% de la población es pobre, y el 54.3% de los menores de 15 años también lo son[4], pensar que diez días más de clases van a modificar esta realidad acuciante que está atravesando la educación en nuestro país, o que es una medida seria para comenzar a paliarla es realmente asombroso

    Pero el verdadero flagelo no es que no se satisfaga el sueño @ArgxEdu (A esta altura de los acontecimientos tener que aclararle a los padres que no deben confundir cantidad con calidad carece de todo sentido). Hasta que los gobiernos nacionales y provinciales no se tomen en serio el problema educativo de los diversos distritos que componen a nuestro país. Hasta que los padres no vuelvan a realizar una apuesta por la cultura y la educación, y que entiendan que estudiar es un sacrificio que todos debemos enfrentar, incluso sus hijos. Hasta que los miembros de todas las comunidades educativas, incluidos los supervisores o inspectores de enseñanza, no acuerden puntos básicos para trabajar en conjunto y con criterios comunes, se seguirá echándole la culpa a los docentes, o a los días de lluvia, sobre la crisis educativa que asola a nuestro país desde hace décadas

 

lunes, 1 de junio de 2020

Realidad analógica


En estos tiempos pandémicos y encerrados la única forma de comunicarse con el mundo es venerando a la bendita virtualidad. Y lo hacemos. Nos pasamos el día tecleando y absorbiendo rayos, produciendo como engranajes de la máquina de llegar a fin de mes, o tratando de vincularnos con nuestro entorno. Y así usamos las redes para saber cuánto tarda el presidente norteamericano en entrar en su bunker, o cómo andan nuestros seres queridos. A través de la luminosidad resplandeciente de nuestras pantallas realizamos aburridas labores o celebramos cumpleaños. Tratamos de explicar algún concepto abstracto o expresamos nuestros sentimientos más profundos. Nos sentimos acompañados aunque estemos encerrados en una vivienda vacía, o mentimos felicidad mostrando ese budín, o ese pan casero, que nos sirve como placebo que contrarresta la angustia ante ese futuro desconocido que se nos viene encima.

Pero eso nos pasa a nosotros que tenemos acceso a ese mundo virtual, que engullimos a nuestro antojo y nos bañamos a diario, que dormimos en una cama cómoda y caliente. Pero hay un mundo cercano a nosotros, en tiempo y en espacio, que su acceso a lo virtual está vedado. Por falta de dinero o de tecnología (que es lo mismo) la famosa brecha digital se agiganta más temprano que tarde y el mundo analógico, tan arcaico como denostado, vuelve a cobrar importancia ante este cosmos digital que no ha sabido adaptarse a estos cambios del presente.

Para poder enseñar y hacer trabajar a alumnos con escasos recursos, económicos e informáticos, un docente de una escuela primaria de Santa Fe decidió cambiar la lejana (para ellos) virtualidad por las viejas y queridas cartas en papel. Los destinatarios no serían otros que los médicos, y demás profesionales de la salud, del hospital Cullen de esa ciudad.

Niños que nunca se sentaron a escribirle a otra persona, que nunca esperaron en la puerta al cartero para recibir noticias de alguien muy querido, que no saben lo que es un buzón o una estampilla, se unieron a sus padres y le expresaron su gratitud, de puño y letra, a los otros protagonistas de esta época. En el medio un docente, haciendo malabares con la realidad, tratando de adaptarse a las inclemencias de esas vidas que la virtualidad aleja, intentando gratificar a los trabajadores de la salud, tan vapuleados y muchas veces ninguneados, buscando ideas nuevas en viejos recursos y adaptándolos, tratando de acompañar en la orfandad, intentando adaptar recursos didácticos que no están en los libros ni en los diseños curriculares, arremangándose para transformar en donde otros ya bajaron los brazos


Historias de cuarentena: emotivas cartas de alumnos de una escuela ...

martes, 26 de mayo de 2020

ECLIPSE DE MAR



Si uno quiere saber cómo anda el mundo que lo rodea, y consulta a los principales medios en esta tarde nublada de domingo, se va a encontrar con que ya tenemos 347000 fallecidos por el covid-19 a nivel mundial, de los cuales más de la mitad se encuentra en USA. El otrora gran país del norte está por llegar al tristemente célebre número cien mil decesos. Sólo el estado de Nueva York cuenta con más fallecidos que toda Francia. A pesar que los números son escalofriantes, miles de hongkoneses no dudaron en salir a la calle a protestar porque avisoran, no sin razón, que China actúa en contra de la autonomía que goza Honk Kong desde hace varios años. O en España mismo, donde miles de seguidores de Vox, acompañados del PP y de Ciudadanos no dudan en violar el aislamiento al pedir el cese de la cuarentena, argumentando la defensa de los derechos constitucionales de libre circulación y el retroceso económico que la cuarentena está provocando. Francia entrega “cheques de vacaciones” como forma de ayudar a los más afectados. Por las medidas tomadas en durante esta pandemia, Gales y Escocia se pelean con los ingleses agrandando la grieta interna del Brexit. También en Inglaterra, las escuelas primarias volverán a clase cuando empiece junio, pero docentes y autoridades municipales se niegan por ser una medida apurada y sin planificación. Mientras tanto, en el Brasil del desgobierno y la anomia, los habitantes de los pueblos originarios poseen una tasa de mortalidad igual al doble que la del resto del país, y sus veintidós mil muertos y su retracción económica tienen paralizado a un país gobernado por un inoperante. Mientras tanto, Bolivia se hunde con sus incontables casos de corrupción y Perú asciende en el ranking de contagiados y de muertos, a pesar de la estricta cuarentena, en base a una economía informal que obliga a sus ciudadanos a salir de sus casas para intentar su subsistencia

En nuestro país el Covid-19 también es el centro de las noticias, donde la cuarentena se postergó hasta el 7 de junio, con una flexibilización de la misma en ciudades y provincias alejadas, y se mantendrá estricta en las grandes ciudades. Otra vez hubo que explicar que la salud es más importante que la libertad de circular pero muchos todavía no lo entienden. A pesar de ello, en Miramar un grupo de personas rompió la cuarentena para hacer una fiesta electrónica. El dengue sigue ascendiendo silenciosamente y ya superó los cuarenta y un mil enfermos en todo el país. CABA es el distrito que congrega la mayor cantidad de infectados de ambas enfermedades, y en sus barrios más postergados los enfermos aumentan exponencialmente. A nivel económico, la negociación de la deuda se pospone para los primeros días de junio y no queda claro si es default, default light o default con acompañamiento de lebreles hasta la puerta misma del averno

En su tema “Eclipse de mar” (álbum Mentiras piadosas 1990) Joaquín Sabina nos relata que un amor apasionado, pero en retirada, es una noticia trascendental para la vida de sus protagonistas, pero no sale publicado en ningún medio porque están ocupados de eventos importantes. Siguiendo la lectura de los grandes sucesos del mundo, y de mi país, me di cuenta, como Sabina, que las grandes noticias estaban en otro lado y por eso me propuse publicarlas aquí:

En la Provincia de Córdoba un grupo de docentes versionaron un hit de la Mona Jimenez, como forma de motivarlos, para pedirles a sus alumnos que hagan la tarea
Una docente de Misiones debe caminar 2 km todos los días para lograr un lugar con WIFI y poder comunicarse con sus alumnos
Un maestro de séptimo grado de la escuela 11 de CABA prepara audios de whatsapp para comunicarse con sus alumnos aunque sabe que sólo siete de veinticinco podrán cumplir con las tareas. Su escuela es de uno de los barrios más afectados por la pandemia y la falta de agua castiga aún más a sus habitantes. Cada quince días los alumnos van a la escuela a recibir bolsas de comida y ahí el maestro acude a conversar con ellos. Violando la cuarentena obtiene más logros en la conversación cara a cara que en dos semanas de educación virtual
Debido a la falta de internet y de computadoras de sus alumnos, un grupo de maestras de la escuela 359 de San Martín de los Andes realizan programas de radio de media hora de duración, que replican 3 radios locales. Las maestras se turnan por áreas y explican los contenidos que los alumnos recibieron en los cuadernillos que se repartieron a nivel nacional
Un nene de La Pampa, alumno de un Hogar Escuela, hoy cerrada, sale todos los días a caballo hasta llegar a una loma del campo, lugar donde consigue señal, le envía la tarea y videos que él hace, a su maestra desde arriba del caballo
En Rawson, Chubut, como en otras escuelas del país, prepararon una gran gala virtual para conmemorar los 210 años de la Gesta de Mayo. Para ello participaron las escuelas de arte, los jardines de infantes, centros tradicionalistas, nucleados por el municipio y mostraron los videos elaborados para la ocasión
Una maestra rural de “El Sauzalito” provincia de Chaco, recorre varios kilómetros a pie y en canoa, para llevarle el material didáctico a sus alumnos que no sólo no tienen internet ni computadora, tampoco tienen luz. Y otra docente recorre grandes distancias en moto para llevar actividades y recoger tareas en los campos santafecinos

En Eclipse de mar Sabina se lamentaba que en la radio no hablaban de ti ni de mi. En estos tiempos pandémicos tampoco se habla de la lucha infatigable de docentes y alumnos por enseñar, y por aprender


lunes, 11 de mayo de 2020

Docente cuarentenado

Andamiando el desamparo

Son las seis de la mañana y me despierto atontado. Recuerdo que hoy es jueves, día en que puedo decir que soy afortunado por poder levantarme más tarde, pero todos los días me despierto a esta hora y mi reloj biológico me empuja al baño. Hago rápido para volver a descansar arropado. Tengo sed, bajo a la carrera a tomar un vaso de jugo y al pasar cerca de la computadora, el protector de pantalla desaparece y el monitor se enciende. Quedó prendida desde ayer y logro divisar un mail que acaba de entrar. El tiempo en la cuarentena se vuelve laxo y cansino, y ya nadie respeta tiempos ajenos. Pero es jueves y sólo pienso dormir un par de horas más. El mail es de un alumno que participa poco en las clases virtuales y me detengo a leerlo. Es de Alejandro, un adolescente quinceañero bastante simpático y sonriente. Me explica que cada dos noches debe pasar una en un hospital cuidando a su padre, en una silla incómoda, internado por un cáncer de páncreas que avanza dando pasos agigantados y destructivos, y que por ello no puede ponerse al día con sus tareas. Pienso en Alejandro: En tres años terminará su secundario y su padre no estará allí cuando eso ocurra. Madre profesional y padre comerciante, sus condiciones de educabilidad y económicas le hicieron pasar una vida sin sobresaltos. Pero todo eso está por transformarse indefectiblemente. Él es muy joven, pero intuye que está asistiendo, desde esa silla, a un derrumbe lento de su entorno. Se me llenan los ojos de lágrimas y le miento palabras de aliento, y de que no se preocupe por sus tareas, que cuente conmigo para lo que necesite, pero sé que todo lo que le diga carece de sentido. Un sol tenue comienza a asomarse en un despejado día de otoño que no se decide a enfriarnos. A pesar de ello y de mi posibilidad de continuar durmiendo. Las palabras de Alejandro me calan hondo. Se acaba de modificar mi pensamiento de que soy afortunado.

Enciendo la cafetera, me lavo los dientes y me abrigo. Los demás días este ritual se repite monótonamente, aunque los jueves suele ser a las nueve. En estos tiempos cuarentenados todo está un poco trastocado. Un alumno o un docente puede escribirte una consulta a las 3 AM sin ánimo de molestar, y seguro sin darse cuenta. Pero el Whatsapp es implacable y eterno. No se detiene nunca. Grupos de alumnos, padres y docentes vuelcan ahí sus angustias y revelan sus miserias. Hay que calmar impaciencias y ansiedades, y por ello se vuelve absurdo que el smartphone se separe de mi mano Además de docente, soy directivo, así que no sólo debo explicar en forma virtual a adolescentes y a adultos, sino que también acompaño a docentes a transitar este mundo encerrado y virtual. Pero ya llevamos cuarenta días de reclusión y el asunto marcha. A los tumbos, pero avanza

El contenido de los whatsapp ha ido trocando a lo largo del aislamiento. Al principio nos bombardeaban con memes a toda hora. El humor como forma de resistencia. La velocidad de la ocurrencia era el mejor antídoto mientras el virus estaba lejos y contrarrestaba las noticias que llegaban de Europa. Pero hasta eso fue mutando. Ahora abundan docentes compartiendo noticias, directivos dando indicaciones, tratando de sostener una virtualidad lejana y complicada. Amigos preocupados por el encierro y el futuro. Noticias de casos confirmados cada vez más cerca. El contenido de los whatsapp ha ido cambiando, pero el smartphone no deja de vibrar

En un grupo de docentes, uno cuenta que en una escuela cercana, en la que hoy se repartían bolsones de comida a los alumnos que en condiciones normales almuerzan ahí, se acercaron varios vecinos a pedir comida. En la primera entrega, hace un mes, hubo padres que se pelearon por la poca leche en polvo que había para repartir, y se tuvo que dar intervención a la policía. Pero ahora el problema se agudizó porque vienen los vecinos a suplicar sustento, pero las bolsas están destinadas a los alumnos de esa escuela. Los docentes se turnan para ayudar en el reparto pero esta situación los desborda. El coronavirus trajo consigo no sólo el miedo al contagio, sino también, desocupación y hambre. Y esto irá empeorando a medida que pasen los días y avance el frío.

El segundo mail es de otro alumno que no sabe cómo resolver el ejercicio 15 de la guía. Enciendo las luces que están encima de la mesa de la cocina, tomo papel, lapicera, calculadora y me dispongo a resolverlo filmándome con mi propio móvil. Se va de foco, enciendo la linterna para que se vea mejor, me acerco para que el audio se escuche claro y comienza la explicación. Al finalizar lo vuelvo a ver para comprobar que se entienda. Mejor hacerlo de nuevo, el pulso no me está ayudando. Queda pendiente para cuando termine el aislamiento mejorar mi propia tecnología para perfeccionar mis clases. La virtualidad llegó para quedarse, para acompañar las clases presenciales Queda subirlo a Youtube y compartir el link entre los alumnos y avisarles que está publicado

En otro grupo, un docente comparte la nota “Encerrados en Internet” de Bernardo Marín @bernimarin director de la revista El País Retina, revista española dedicada a la tecnología, donde reflexiona sobre el futuro post pandemia y cómo han cambiado nuestros hábitos gracias al encierro. Pero el mismo docente acota “La nota es interesante, pero no hace referencia a nuestra realidad en la que el 80% de los alumnos sólo tiene un teléfono móvil para conectarse. No habla allí de los que se quedan rápido sin datos móviles, ni de los que deben compartir el aparato con sus hermanos que también estudian”

En el tercer mail, un director de otra escuela nos recuerda que es fin de mes, que los alumnos seguro ya no tendrán forma de comunicarse ni de cumplir con las clases hasta que sea mayo y vuelvan a tener datos. Que hoy y mañana no publiquemos nada. Nos cuenta que hay alumnos que salieron de sus casas y se han acercado hasta la vereda de la escuela, violando la cuarentena, para poder tener WiFi y cumplir con las tareas. Relaciono el contenido de este mail con la nota del español, donde expresa que los mayores damnificados en el uso de las tecnologías son los adultos mayores, y creo que para Europa todavía el tercer mundo sigue siendo muy lejos para ellos, y no hablo de distancias en kilómetros sino en vivencias alejadas de su propia realidad

Son las 12 hs y me apuro a publicar, en un aula virtual, la clase que mis alumnos esperan para las 13 hs. Ya la tenía escrita pero faltaba agregarle recursos y explicaciones. Luego me apuro a comer algo porque a las 15 hs tengo programada una reunión por Zoom con el resto del equipo directivo de otro establecimiento

En los primeros días de encierro me hice experto en classroom y en zoom, aplicaciones que hasta hace poco desconocía. Luego vinieron Jitsi meet, loom, Google forms, screencatify o Idroo. Aprendí también a hacer tutoriales y a digitalizar firmas. Sumado a esto, uso dos tipos de aulas virtuales diferentes. Me paso todo el día frente a la pantalla y la cantidad horaria de trabajo es mayor a cuando las clases eran presenciales. Por suerte vivo en una casa cómoda, con buena conexión a internet, en donde podemos trabajar en paralelo, en forma virtual, mi mujer, mis hijos y yo. Me alimento bien, me baño todos los días y cobro mi sueldo todos los meses. No es que sienta culpa, pero sé que estoy “parado” en un lugar mucho mejor que la mayoría de mis alumnos, a quienes los docentes dedicamos mucho tiempo de cada día en contenerlos.

Son 17, 30 hs y terminó la reunión caótica, donde prevalecieron los problemas y la incertidumbre. Nadie sabe cómo seguir, cómo se educa en la virtualidad con docentes y alumnos que no están acostumbrados ni preparados para ella. La mayoría de nuestros alumnos no tienen internet ni dispositivos para conectarse. Muchos de nuestros docentes desconocen la educación virtual y no están actualizados. Se deciden capacitaciones a docentes y alumnos. Se deben resolver muchos problemas y nadie sabe bien cómo. Se discute mucho y se termina la reunión con el gusto amargo de seguir posponiendo decisiones y nos llevamos de tarea pensar resoluciones a muchas inquietudes Tengo que pensar cómo tomar los exámenes a los alumnos que se están por recibir. Cómo conseguir alimentos para hacer más bolsas de comida que las que manda el municipio. En la reunión se propuso que los docentes que así lo deseen le carguen el celular a algunos alumnos que no tienen conexión. Tenemos que averiguar el modo en que tomar docentes nuevos y tratar de organizar las clases virtuales para que los alumnos no se mareen y bajen los brazos. Todo es prueba y error, y a la distancia. Todo es acompañar para no herir susceptibilidades ya lesionadas por el encierro y la soledad. Todo es explicar en forma virtual a alumnos que se inscribieron para cursar en forma presencial, que no tienen ni la comodidad, ni la conexión, ni las condiciones para la virtualidad. La escuela es, por definición, un encuentro entre seres humanos. Pero ese encuentro produce resultados, florece si es real. En la virtualidad todo es ancho y ajeno

El teléfono siguió vibrando durante la reunión. Un docente me avisa que en el Ministerio de las Mujeres, Género y Diversidad han publicado números de Whatsapp para compartir con nuestras alumnas. A esta altura todos los docentes sabemos que si hay síntomas de coronavirus se debe llamar raudamente al 148. Si hay casos de abusos o violencia de género, que se han multiplicado gracias al aislamiento social preventivo y obligatorio, se debe marcar 144 o cualquiera de los números que hemos compartido con nuestras alumnas. Según un informe de las Naciones Unidas, las denuncias por violencia de género aumentan un 39% en Argentina durante la cuarentena por el coronavirus y, desde que comenzó el confinamiento, el 20 de marzo, se han producido 45 femicidios. Este es otro de los temas en que los docentes nos hemos vuelto especialistas. En denunciar, en acompañar, en contener y en socorrer. En estos tiempos el verbo enseñar se ha ido posponiendo.

Hoy se cumplen 15 días desde la maravilla. En la primera semana de clases, la única presencial, mis alumnos de 5° se hicieron de un apunte con repaso de temas vistos en años anteriores. Cuando empezó la virtualidad seguimos conectados vía mail. Resolvía ejercicios filmándome, enviaba los videos, y luego contestaba dudas por mail. Una comunicación fría y distante, pero para trabajar temas ya vistos alcanzaba. Pero justo hace dos semanas hicimos la primera videoconferencia. De treinta y dos alumnos lograron conectarse diez, a veces doce. Con este grupo ya nos conocíamos desde 4°. Hola profe. Profe, qué bueno verlo. Profe, tanto tiempo, lo extrañábamos. Fueron los primeros comentarios al ir apareciendo sus rostros en la pantalla. Hice un comentario gracioso acerca de mis rulos, a pesar de usar siempre el pelo muy corto e hice referencia a los camios que nos viene sometiendo la cuarentena. La maravilla la expresó Miguel sin darse cuenta. Qué bueno verlo profesor, arrancó Miguel como dudando. Usted sabe lo que me cuesta su materia, y aunque hubiera mandado diez videos más yo, nunca hubiera entendido. Corté la risa de los demás con un: Acá volvemos a estar juntos, así que lo que necesites no dudes en preguntar. Gracias profe, lo voy a interrumpir seguido, continuó, y la risa de los demás no tardó en aparecer. Usted me conoce bien, sabe que voy a insistir. Pero en el aula era distinto. Usted se acercaba, se sentaba al lado mío y me explicaba. Decía lo mismo, pero con otras palabras, y en algún momento, yo entendía (sic). Y si eso no ocurría, usted siempre tenía una sonrisa, o una palmada en el hombro como forma de dar ánimo. La maravilla que acababa de expresar Miguel, con sus dudas y sus angustias, asestaba un golpe mortal a todos aquellos augurios sobre la muerte de la institución escolar. También silenciaba a todos aquellos presagios sobre la pronta educación virtual para todos. Los docentes venimos soportando desde hace mucho el descrédito sobre nuestra tarea y lo vetusto y prehistórica que es la escuela. Pero esos infaustos nunca entraron a un aula, no saben de vivencias ni de relaciones, mucho menos de subjetividades y descubrimientos personales. En la escuela se viven odios y amistades, amores y frustraciones, pequeñas victorias y vapuleadas persistentes. En la escuela se descubren y refugian sentimientos que afuera de ella se esconderían para lograr la subsistencia. En la escuela se vive, muchas veces al día, la maravilla del encuentro entre personas como las que acababa de describir Miguel.

Otro docente, en otro mensaje, nos comparte una nota de un diario de la provincia de Entre Ríos: Cómo impacta el encierro en los niños: cambios de conducta, casos de sobrepeso y abuso del celular” Pienso en mis hijos y en todos los otros niños y adolescentes que están encerrados. Pienso en las cientos de realidades que no vemos, que no conocemos. Pienso en cómo los docentes, muchas veces sin saberlo, les complicamos esas realidades al usar distintas plataformas y no haberles explicado cómo usarlas. Pienso en las angustias que provoca el encierro y la imposibilidad de llevar una vida común para cualquier adolescente. Algunos afortunados se refugian en las redes, pero otros no tienen esas posibilidades y hay hogares que agobian, encierros que atrofian mentes, silencios oscuros que esconden realidades miserables. Mientras tanto, muchos de mis colegas siguen preocupados porque a su classroom lo alumnos no entran ni participan

Al finalizar el día me doy cuenta que respondí más de 25 mails. Entré varias veces a las aulas virtuales. Grabé y subí dos videos. Tuve dos reuniones por Zoom y cientos de mensajes para responder. Planifiqué dos evaluaciones y tuve que rendir cuentas ante un directivo de por qué algunos alumnos no se conectaban (Hay muchos directivos que nunca entienden nada). Preparé una clase para alumnos de secundaria en Word, se la pasé a la preceptora para que la suba al Drive de la escuela, para que de ahí la suban al Facebook institucional, por si hay alumnos que no entran al classroom (como los directivos usan FB, creen que los adolescentes también la usan). Como directivo también tengo que subir datos de los alumnos a una plataforma del Ministerio de Educación, pero esa información está en la escuela. Obviamente a los del Ministerio no les interesa que haya cuarentena y que yo no pueda acercarme a buscarlos. Se debe cumplir con los plazos, me contestaron

A última hora de la noche me desplomo en la cama. Por un rato estaré sólo. Mi familia estará hasta tarde con alguna serie o comunicados con sus amigos. Dejo el teléfono en la mesa de luz previo confirmar la alarma para las seis. Miro el techo y me pongo a pensar: Me siento dichoso de estar encerrado con ellos, pero extraño mucho a mi madre y a mis hermanos. Tengo tantas ganas de ver a tantos amigos que los abrazos se me están acumulando. El teléfono sigue vibrando y temo que no deje de hacerlo nunca. En estos tiempos claustrofóbicos, ponerlo en modo avión logra que pueda descansar de él algunas horas. Pienso en las tareas que hice hoy y en la cantidad indescriptible que tengo que hacer mañana. Pero, indefectiblemente, vuelvo a pensar en Alejandro que, a esta hora debe estar buscando una silla, en un frío pasillo de hospital, para sentarse junto a su padre. Los ojos se me vuelven a humedecer y comprendo que el sueño tardará en venir

Luis Pérez Varela

miércoles, 11 de septiembre de 2019

Día del Maestro


Ser docente

Hoy en Argentina se celebra el Día del Maestro
           
En mayo estuvimos conociendo, junto con alumnos y docentes del profesorado, a la Escuela de Educación Secundaria n°5 de Brandsen, situada en la localidad de Oliden
Según el último Censo Nacional viven 183 habitantes permanentes en este pueblo que, hace poco cumplió sus primeros 100 años. Como todo poblado de nuestro golpeado país, comenzó a detener su crecimiento y desarrollo a mediados de los ´90, cuando desapareció el tren, y muchos de sus habitantes comenzaron a emigrar hacia las grandes ciudades
 

Para futuros docentes, nacidos y criados en el hacinado e inentendible Conurbano bonaerense, conocer otro tipo de escuelas es fundamental para su formación, y eso es lo que hacemos todos los años en esta materia

Cuando la escuela se convierte en el lugar de pertenencia de los alumnos, el ausentismo baja porque ellos quieren quedarse. Pero no sólo lo hacen por pertenencia, ellos saben, o intuyen, que la vida afuera de “su” escuela es un páramo irrespirable. Siendo una institución de jornada simple, la mayoría de los alumnos quieren quedarse en doble turno. Actividades deportivas y culturales, olimpíadas, una buena biblioteca, y, por sobre todo, docentes comprometidos y un equipo directivo que se desentiende de sus horarios y los extiende en función de los alumnos han logrado un clima de trabajo y unos resultados que, para un docente de muchos años de laburo como yo, esta visita lo reconcilie con su profesión

Antes de finalizar, y a modo de despedida, la directora, Sandra Penachoni, se despidió, de los futuros docentes, con unas palabras cargadas de futuro, que deberían escuchar todos los grandes pedagogos, que abundan en las Universidades y en los medios de difusión, pero que hace mucho no se acercan a las aulas


Feliz día para todos los maestros

Una semana en Jujuy

  Tal como lo expresa la Ley Nacional de Educación n° 26206 “la obligatoriedad, en la educación, se extiende desde los 5 años hasta la final...