Cuando la década del ´50 moría,
en la Italia de posguerra, se publicó la novela Il Gattopardo, que un año después recibiría el prestigioso Premio literario
Strega, y cuatro años después, luego de convertirse en un éxito editorial, fue
llevada al cine por Luchino Visconti.
Única novela de Giuseppe Tomasi
di Lampedusa, se relata una parte de la vida del príncipe Fabrizio, que va de
fines del siglo XIX a bien entrado el siglo XX, un noble que lleva una buena
vida de ocio permanente. El relato describe como ese buen vivir va menguando,
en una suave pendiente, por una época histórica en la que la misma Italia sufría
enfrentamientos sangrientos que provocaron transformaciones internas o externas
nada pacífica. Y así como esto ocurría, la burguesía y la nobleza, reflejada en
dicha novela, se van hundiendo lenta, pero inexorablemente en un relato en el
que Giuseppe Tomasi no ahorra detalles y sentimientos
Lampedusa es una isla italiana
localizada muy cerca de la costa de Túnez, que se hizo famosa porque el autor
del Gatopardo llevaba en su nombre el título nobiliario de ser el príncipe de
esta isla. De algo más de 20 km2 de superficie y casi 7000
habitantes permanentes, tiene como principales actividades económicas el
turismo y la pesca. Pero desde hace un tiempo Lampedusa es conocida como el
punto de entrada de muchos inmigrantes ilegales que huyen del hambre y las
guerras internas africanas, y se lanzan a la aventura de conseguir una vida
digna en el continente europeo. Pero no sólo deberán cruzar, en precarias embarcaciones,
el Mediterráneo, huyendo de una vida miserable. También deberán lidiar con
piratas y mercenarios que los hacinarán en esas chalupas. Ahí batallarán con el hambre y el sol
abrasador. Una vez en el mar rezarán para no engrosar el número de casi mil
personas que este año desaparecieron o murieron en el Mediterráneo. A su vez
deberán rivalizar contra los miles de adherentes a las ideas de la Liga del
Norte o de Vox, que acusan a los africanos de todos los males en los que está
sumergido el viejo continente
Una crisis económica que no da
tregua ni tiene intenciones de mermar. Una desocupación que trepa sin pausa.
Cismas como el de Gran Bretaña o Cataluña, cierran y fagocitan a una Europa
endogámica que no duda en acusar a los que están afuera de las fronteras Schengen
de sus propias desgracias.
En cumplimiento de la frase
bíblica, Europa no duda en mirar la paja en el ojo ajeno sin recordar la
cantidad de emigrantes que lanzó al mundo luego que se desangrara en guerras
civiles y mundiales. Como en Il Gatopardo, y sin aprender de él, Europa se
encierra en su historia sin percibir que se hunde lentamente, y que marcha,
inexorablemente, a su propia destrucción
No hay comentarios:
Publicar un comentario